viernes

Oye Jimmy, dame un poco de ese mantecado

Richar "Torito" Dixon era un hombre regular, corriente, misione, entre río. Una ráfaga de patriotismo yanki le devino a la cabeza y partió en busca de heroismo a Vietnam. Richar era argentino. Tenía un escracho del Comandante en el brazo. Porque quedaba copado. Los yankis difundieron, adrede, tanto la imagen del Che que ésta se vulgarizó y la gente ni sabe quién fue, pero la cara queda a pleno. Aparte la tiene El Diego. Nunca es bueno irse por las ramas. Bah, que se yo, esos dichos estúpidos con analogías, juegos de palabras son cualquiera, así cualquiera hace una frase. "No juzgueis o Zeus juzgándote estará", según el RubenRadamán, versililoquio 13;23, ítem 14, dijo un rabino y comenzó a escuchar Black Sabbath junto a un musulmán epiléptico. "Menem no es un palíndromo en un hipódromo, es un dromo" Así comenzó Jonás su épica batalla contra Splinterr, el maestro de las Orugas Karatecas. Nunca es bueno irse por las ramas.
Richar se encontró con la luna vietnamita, y no lo podía creer. Mc Donalds había calado hondo en su vida. De repente reflexionó y lo descubrió: Fucking Tío Sam. Pero estaba en el baile, y había que bailar. Mató a varios nativos, le negó agua a un francés, conquistó una pequeña porción de selva, nadó con Aquaman, visitó las ruinas de Vietnapichu, se lamentó por una lata de atún vencida, estrenó una remera y un jersey, escabió a más no poder, se drogó con todo tipo de estupefacientes, presenció el casamiento de una viuda luego de la llovizna arcoirizada y rió un rato en el río, un Martes 14.
Richar volvió a la Argentina, ignotamente. Sin el pan y sin la gloria, ni la torta, ni la pena. Igual, le dio lo mismo, todo le daba lo mismo. Menos lo mismo. Lo mismo no le daba lo mismo. Un día se iluminó. Y luego bajó el interruptor, para oscurecerse. Pero volvió a iluminar, porque no se veía un carajo. Y tomó una decisión. Matar al presidente de USA. Pero después de la siesta.
Así fue que Richar se despertó, embelleció su bigote con tinta china y se peinó a la gomina, clara señal de partida hacia otro país. Al trote de mula, mula con tratamiento de conducto en muela pendiente, no iría. Fue en avión. Voló en Air Plants. Y llegó nomás.
Ese fue el momento que cambió su vida. Se arrepintió del asesinato. Recorrió todos los malditos condados yankis, uno por uno, desde Carolina del Oeste hasta Carolina del Este. Probó todo tipo de tocino. Se comprometió con una zorra, puta de Nueva York. "Una zorra, sin duda, pero entrañable" solía decirse para animarse.
Para darle el toque final, estableció una bulonería en Kentucky y se compró un banjo.
Le va a bien en Kentucky a Richar "Torito" Dixon, hombre cálido, templado y nuboso variable. Es felíz a veces, y abre latas con el único diente sano que tiene.
Fin. ¿Fin?
Fin.